El yoga es mucho más que una serie de posturas y respiraciones. Es una filosofía de vida que busca la armonía y el equilibrio en todos los aspectos de nuestro ser. En el corazón de esta filosofía yace un concepto fundamental: los Yamas.
Los yamas son los principios éticos que rigen la convivencia social y la relación con el entorno. Son el primer paso de los ocho que propone el sabio Patanjali en su libro Yoga Sutra, una guía para alcanzar la liberación y la felicidad. Los yamas son cinco y se pueden resumir en estas palabras: no violencia, verdad, no robo, moderación y desapego.
Junto con los Niyamas, son uno de los dos pilares de la filosofía del yoga que se aplican a nuestra interacción con el mundo que nos rodea.
Veamos en qué consiste cada uno de ellos y cómo aplicarlos en nuestra vida cotidiana y en nuestra práctica de yoga.
1. Ahimsa (No violencia)
Ahimsa es el principio de la no violencia, tanto en nuestros actos como en nuestros pensamientos. En el yoga, se nos enseña a tratar a todos los seres con compasión y respeto. Esto implica no dañar a otros, pero también implica no dañarnos a nosotros mismos con autocrítica y pensamientos negativos. Es como un abrazo cálido que ofrecemos a todos los seres, incluyéndonos a nosotros mismos. Cada día, considera cómo puedes extender esta compasión a todos los aspectos de tu vida, desde cómo te hablas a ti mismo hasta cómo tratas a los demás.
2. Satya (Veracidad)
Satya se refiere a la honestidad y la sinceridad en palabras y acciones. Practicar la veracidad implica ser honesto contigo mismo y con los demás, lo que lleva a relaciones más auténticas y confiables. Implica ser coherentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos, sin mentir ni engañar. Practicar satya es expresarnos con claridad y autenticidad, sin ocultar ni exagerar nada. En el yoga, satya se refleja en ser fieles a nuestra esencia, sin pretender ser algo que no somos. También se manifiesta en la forma en que realizamos las posturas, sin forzarlas ni falsearlas, sino buscando el alineamiento correcto y la respiración adecuada.
3. Asteya (No robar)
Asteya nos recuerda no tomar lo que no nos pertenece, no solo en términos materiales, sino también en términos de tiempo y energía. Esta práctica promueve la gratitud y la generosidad. Implica no codiciar ni envidiar lo que tienen los demás, sino valorar lo que tenemos y compartirlo generosamente. Practicar asteya es vivir con sencillez y gratitud, sin acumular ni desperdiciar nada. En el yoga, asteya se refleja en no abusar de nuestro tiempo ni de nuestro espacio, ni del de los demás. También se manifiesta en la forma en que gestionamos nuestra energía, sin malgastarla ni agotarla, sino conservándola y distribuyéndola equilibradamente.
4. Brahmacharya (Moderación)
Brahmacharya se refiere a la moderación en todos los aspectos de la vida, incluyendo la moderación sexual. Al practicar la moderación, canalizamos nuestra energía de manera más efectiva y nos conectamos más profundamente con nuestro ser interior. Implica no dejarse llevar por los impulsos ni por los excesos, sino canalizar nuestra energía hacia fines elevados y trascendentes. Practicar brahmacharya es vivir con pureza y disciplina, sin caer en la lujuria ni en la pereza. En el yoga, brahmacharya se refleja en mantener un estilo de vida saludable, cuidando nuestra alimentación, nuestro descanso y nuestra higiene. También se manifiesta en la forma en que enfocamos nuestra práctica, sin obsesionarnos ni descuidarnos, sino siendo constantes y conscientes.
5. Aparigraha (No codiciar)
Aparigraha nos insta a liberarnos del deseo excesivo y la avaricia. Al soltar las posesiones materiales y los deseos innecesarios, encontramos la libertad interior y la satisfacción en lo que ya tenemos. Implica no aferrarse a nada ni a nadie, sino soltar y dejar ir lo que ya no nos sirve o nos hace daño. Practicar aparigraha es vivir con libertad y confianza, sin miedo ni ansiedad. En el yoga, aparigraha se refleja en no apegarnos a los resultados ni a las expectativas de nuestra práctica, sino disfrutar del proceso y del presente. También se manifiesta en la forma en que nos relacionamos con los demás, sin poseerlos ni depender de ellos, sino amándolos incondicionalmente.
Cómo aplicar los Yamas en tu práctica de yoga y en la vida diaria:
Reflexiona: Tómate un tiempo para reflexionar sobre cómo puedes aplicar cada uno de los Yamas en tu vida. ¿Dónde puedes ser más compasivo, honesto o moderado?
Practica la auto-observación: Observa tus pensamientos y acciones. ¿Estás actuando de acuerdo con los principios éticos de los Yamas? Si no, ¿qué cambios puedes hacer?
Sé compasivo contigo mismo: El camino de los Yamas no es una búsqueda de la perfección, sino un viaje hacia una vida más ética y consciente. Permítete cometer errores y aprender de ellos.
Integra los Yamas en tu práctica de yoga: Durante tu práctica de yoga, recuerda los Yamas. Utiliza tu tiempo en la esterilla como un espacio para cultivar la no violencia, la honestidad y la moderación.
Los Yamas son un recordatorio constante de que el yoga va más allá de las posturas físicas. Es un camino hacia la transformación personal, la paz interior y la armonía en nuestras vidas. Al adoptar estos principios éticos en tu práctica de yoga y en tu vida diaria, estarás en el camino hacia una existencia más consciente y significativa.
¡Namaste!
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